martes, 29 de diciembre de 2009

Necesidad de evolucionar... o cobardía?

Llevo unos días en esa situación en la que me encuentro cada cierto periodo de tiempo en la que parece que pare un momento el tiempo y me pregunte... estoy haciendo lo correcto? deseo realmente lo que estoy obteniendo?. Esto tiene algo que ver con un artículo que he leído recientemente y que me ha parecido bastante bueno, (lo curioso es que llegué al mismo por casualidad, al hacer click por error en un link de otro artículo del mismo autor), por eso os pongo aquí el enlace, para el que lo quiera disfrutar.
Lo interesante de este artículo es que pese a parecer que tenga un simple enfoque comercial e utilitarista alberga una conclusión o moraleja que va mucho más allá de la aparente redacción con fines didácticos sobre márketing; prueba de ello son las últimas frases del mismo.
Y son estas frases las que me hacen volver a la línea argumental que había iniciado al comienzo de esta entrada. En definitiva lo que escribe de forma muy resumida Seth es algo que quedó escrito ya hace muchos años en el comunmente conocido como el mayor superventas de toda la historia, la biblia. Más o menos lo que viene a decirse en la parábola escatológica de las vírgenes necias y las prudentes es que no sabemos cuando nos llegará la hora, y que de algún modo hay que estar preparado para ello, y esta hora no tiene por qué ser en sentido final, es decir, la hora de nuestra muerte, sino la hora definitiva para algún suceso, algún acontecimiento, el plazo final para tomar una decisión.
Esta parábola y lo que pretende enseñar, a mi humilde modo de ver, se ha utilizado históricamente de forma equivocada. Esto ha podido suceder bien de manera inconsciente, o, lo que es más probable (por desgracia, porque cuando suelo desconfiar acierto en un alto número de ocasiones) de manera casi criminalmente consciente.
Por qué debemos temer la llegada de esa hora?. La doctrína católica clásica es más o menos la enseñanza que nos ha transmitido, que hay que hacerlo todo bien para estar preparados para tener una recompensa positiva el día del juicio final. Otras doctrinas en cambio (Cf. Carpe Díem) proponen un aprovechamiento del momento actual en pos de no perder el tiempo y las ocasiones de disfrute.
La mecánica clásica (y esto no lo ha escrito nadie, y por lo tanto nadie ha podido manipularlo, simplemente estaba ahí para que lo comprendiésemos) promulga como su principio elemental en el campo de la estática el principio del equilibrio. Es decir que un cuerpo sometido a un número cualquiera de fuerzas y momentos, permanece detenido (o bien en movimiento rectilíneo uniforme a velocidad constante, porque en un espacio euclídeo no hay manera de diferenciar ambos estados).
En fin, que me enrollo, el principio del equilibrio lo podríamos aplicar aquí, (tb hay un principio de la termodinámica que conduce a la misma conclusión, productos de una reacción y equilibrio químico) y quizá obtuviésemos una moraleja intermedia, que no castigue a nadie y por lo tanto no nos haga vivir temerosos del citado castigo, pero que tampoco promulgue una juerga infinita.
Esto sería algo así como aprovechar el momento actual (que algunos consideran que es un premio, y por eso se llama "presente") pero del mismo modo tener claros cuales son nuestros objetivos para poder obtener el resultado óptimo que siempre es el deseado (Lagrange, esto tampoco lo ha escrito nadie, simplemente estuvo ahí hasta que alguien se dió cuenta de ello).
Pero lo que me ha animado a redactar toda esta entrada es lo que escribía al principio de la misma, dicho de forma resumida, que no encuentro mi camino, o dicho de manera más burda, que me aburro... y odio el aburrimiento...
Quizá no haya tomado las decisiones adecuadas durante mucho tiempo, tal vez por respeto, quizá por cobardía...

domingo, 20 de diciembre de 2009

Nostalgia

Es tarde de domingo, y tras haber visto ayer el trailer de una de esas películas que nunca serán bien consideradas por la crítica, pero muy comerciales y típicamente hollywoodienses, y con las que se recaudan millones (pese a la crítica, una vez más) he decidido ponerla a disposición de los lectores del blog directamente aquí.



Y es que yo pertenezco a esa generación que creció leyendo un montón de cómics, los extranjeros de Disney, con Mickey, el pato Donald, etc., los nacionales, del gran Ibañez, con Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape... pero tambíen los superhéroes de Marvel, de DC Comics, con el lanzarredes Spidey, con la patrulla X, los 4 fantásticos. Parece algo anodino, pero aquellos años los dibujantes americanos tenían muy claro como trasmtir a sus jóvenes generaciones los valores del esfuerzo, la lealtad, la pertenencia a una nación, el orgullo del trabajo en equipo, la bondad, la humildad, la lucha del bien y del mal, y el honor... Parece algo sin importancia, pero todos estos VALORES eran una constante que antes estaba siempre presente en este tipo de publicaciones, y que quizá fueron una vía educativa que no se ha valorado lo suficiente.
Así pues en homenaje a los dibujantes que nos mantuvieron atentos durante tantas horas frente a un producto que no sólo nos transmitía valores sino que hacía volar nuestra imaginación (o que, por qué no reconocerlo, quizá nos estaba programando de algún modo para que en la actualidad consumiésemos las superproducciones que llevan a la gran pantalla los recuerdos de nuestra infancia he decidido colgar este vídeo con lo último que se está cocinando en la gran factoría, y que en mi opinión, representa bastante bien lo que he tratado de transmitir mediante palabras.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Taxistas y asesinatos

En esta entrada pretendo desarrollar una opinión en cuanto a la nueva ley Ómnibus por un lado y la recién aprobada en relación al aborto. Dejo la entrada incompleta para cuando tenga un ratito...
... y ese momento ha llegado. Bueno, hoy me he visto con ánimo de escribir unas líneas, a raíz de las manifestaciones de los taxistas en Madrid, gracias a otra de las maravillosas intervenciones de nuestro gobierno actual. En fin, sobre esto prefiero no hacer comentarios... ya se ha escrito suficiente sobre el tema.
El asunto es que la idea feliz de esta semana es aprobar la fantástica ley Omnibus, que en su artículo 21 ha tenido a bien decidir de buenas a primeras que ha llegado la hora de liberalizar el sector del taxi. Esto, en una primera aproximación suena bastante bien, no? mercado libre = más oportunidades y mayores beneficios para el consumidor por regla general. Sin embargo, cuando oímos las opiniones de todas las partes, y aprehendemos que hace algunos años, esta gente que se está ganando en la actualidad el jornal con muchas horas de dedicación en la mayoría de los casos, tuvieron que realizar un importante desembolso para obtener la licencia que en la actualidad les permite ejercer su profesión. Porque claro, hace unos años poder entrar a formar parte del club de los taxistas suponía invertir en ocasiones unos 30 millones de pesetas en la obtención de la licencia. Muchos tuvieron que solicitar un préstamo que todavía están amortizando.
Así pues, algunos habían previsto, contar con esa inversión para poder recuperar algo de dinero el día que se retirasen, mediante la venta de su licencia, pero claro, si ahora cambiamos las reglas del juego, de un plumazo estas licencias dejan de tener valor alguno. Pero claro, esto no tiene ninguna importancia para nuestros queridos legisladores, que se sientan cómodamente en los sillones de sus señorías y a los que no les pueden cambiar las reglas del juego.
No sería todo más divertido si fuésemos nosotros los que pusiésemos sus reglas del juego también? sería interesante ver como se comportan si sus pensiones vitalicias fueran cuestionadas y concedidas en una especie de concurso como los que se organizan por televisión, en el que la gente pudiese ofrecer sus apoyos o no hacerlo, vía sms o por internet... Esto equilibraría la balanza de las reglas a la hora de tomar decisiones, no os parece?
Bueno, habría mucho más que decir sobre el tema, pero lo cierto es que por ahora me parece suficiente. De hecho le he dedicado mucho más tiempo a esto que al otro asunto, que desde luego para mí tiene mucha más importancia, ya que trata de la vida de seres humanos, o por lo menos, si no los quieren denominar como tal, de las vidas incipientes de los mismos.
Se trata de la nueva ley sobre el aborto. No entiendo por qué se le tiene tanto respeto al nombre. No, no se trata sobre una ley del aborto. En primer lugar quiero dejar constancia de que de momento no me veo en condiciones de posicionarme a favor ni en contra. Sin embargo, sí que quiero enfocar el asunto desde un punto de vista más agresivo.
Así pues, por que no le cambiamos el nombre a la ley? por que no la llamamos ley sobre la permisión del asesinato de vidas incipientes? porque al fin y al cabo se trata de eso no? porque si tanto se ha escrito sobre si se puede denominar ser humano o no, será porque por lo menos existe la duda, no?. Pues bien, siguiendo la misma línea de razonamiento, si se trata de un ser humano, podríamos hablar de muerte, y de asesinato, no?. Bien, en ese caso, dejémonos de denominaciones políticamente correctas y llamemos a las cosas por su nombre. Se trata de un asesinato y lo único que permite la ley es facilitar la muerte de una vida que se está formando. Esto no tiene por qué ser mejor o peor que matar en tiempos de guerra, pero desde luego, lo que trato de reivindicar es que no hemos de ser unos hipócritas del léxico.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Movilidad social, parte 3 de 3.

En esta tercera entrada he de rebelarme en contra del espíritu de la mayor parte de lo que proclama el artículo comentado.

Sí, parece cierto que nuestros padres tuvieran más oportunidades que nosotros, pero ¿es esto cierto o simplemente nos dedicamos a autocompadecernos y lloriquear como seres pusilánimes?. ¿Cómo se atreve alguien con sentido común a decir que hay pocas oportunidades? En un mundo actual en el que las comunicaciones se han desarrollado de manera brutal y maravillosa, en el que las ofertas de empleo se están publicando en una mesa de redacción y en el instante siguiente podemos presentar nuestras candidaturas, en el que la información que antes manejaban unos pocos ahora está al alcance de muchos más, vía radio, televisión, prensa escrita o internet, en el que cualquiera con un puñado de euros puede ser accionista de una gran multinacional como Telefónica, acceder a la comunicación a través de un teléfono prepago... esto es algo con lo que nuestros abuelos ni siquiera podían soñar. En verdad me pregunto... ¿tenemos menos oportunidades o nos hemos acomodado demasiado y sólo queremos buscarlas a la vuelta de la esquina? Quizá sea cierto que la generación inmediatamente anterior a la nuestra haya vivido una época con una evolución económica bastante favorable, con todo lo que ello conlleva, pero dudo mucho que se pueda decir lo mismo de nuestros abuelos, que atravesaron en numerosos casos una guerra, y que, todos habremos oído sus historias, no lo tuvieron nada fácil. En definitiva, no acabo de tener claro que la falta de oportunidades sea una excusa para no luchar con todas nuestras fuerzas.

También se habla en el artículo de inseguridad, sí, de acuerdo... en medio de plena crisis (aunque algunos todavía no tengan claro que hemos o estamos atravesando una) sería casi temerario no experimentar esta sensación pero... ¿inseguridad como desconocimiento del futuro? ... me parece que me va a dar el ataque de risa otra vez... ¿acaso nuestros padres tenían todos en el garaje un bonito Delorean con Doc como conductor y la correspondiente cajita de plutonio como combustible? ... me temo que el futuro no lo hemos conocido nadie de antemano; es muy fácil explicar los acontecimientos una vez han sucedido, de eso algunos economistas y expertos bursátiles, e incluso más de un político saben mucho. Tampoco lo admito como excusa.

Pérdida de valores, así que hemos perdido valores, y por eso nos casamos menos, y toda una sarta de estupideces al respecto. Valores... porque sólo son buenos los valores que los redactores del artículo conciben como tal... pero no será en cambio que lo que existe en la actualidad es una mezcla tremenda de culturas, de conocimientos y de criterios que antes no existía? quizá fuese mas sencillo mantener una unicidad de criterios y ética cuando el acceso al conocimiento era mucho más complicado ... ¿nadie ha pensado en enfocarlo desde este punto de vista?. En cuanto a lo de las bodas... bueno, si hemos llegado a la conclusión de que resulta más complicado hallar estabilidad ... no se, veo complicado disociar la institución del matrimonio de una situación de gran estabilidad.

En lo referente a la política... esto es lo mas cachondo de todo el artículo. ¿Qué debate político se puede mantener cuando el terreno de juego es muy diferente para unos bandos y para otros? y en lo que respecta a los que no ejercemos sino que tenemos el dudoso privilegio de escoger a nuestros representantes... porque esto es una democracia... ¿no?. Porque en mi opinión, lo más bonito de una democracia es que a los que no nos gusta ninguno de los "equipitos" que se presentan no tenemos modo de dejar constancia de ello. Porque nadie ha pensado en dejar a nuestra disposición una papeleta en la que figure "quiero votar pero de ningún modo a alguno de los que se presentan porque en ningún modo me siento representado" o simplemente porque me parece que su campaña electoral se parece en gran medida a una casa de gran hermano aunque con formas un poco más educadas.

Si juntamos todo lo anterior en una coctelera y lo agitamos bien nos daremos cuenta de que en lo referente al trabajo, estamos simplemente ante nuevos retos, que hay que afrontar con valentía, con mucho trabajo y tesón, vamos, nada nuevo bajo el sol. Y no hemos de perder la perspectiva, de que somos la generación mejor preparada que ha afrontado nunca estos retos... quizá lo necesario sea una gran revolución de las ideas, de grandes ideas, o de pequeñas y útiles ideas, y gente que esté dispuesta a escucharlas, y a compartirlas, y a debatir sobre ellas, porque medios no faltan hoy día. ¿Pudo alguien haber inventado hasta la actualidad un mejor medio de comunicación que internet? hagámoslo nuestro, seamos emprendedores, tengamos nuevas ideas de negocio. Divide y vencerás, eso es lo que han hecho con nosotros hasta ahora, pero ¿no os acordáis de cuando éramos pequeños y hacíamos deporte jugando en equipo? ¿Os imagináis el poder del que dispondríamos si pudiéramos ponernos de acuerdo y decidir un día por ejemplo que no vamos a comprar durante un tiempo determinado una determinada marca? ¿Habrá llegado la hora en la que el individuo en su pluralidad consiga que su voz se alce por encima de todo ese murmullo ininteligible que lo sofoca todo? ¿Ese murmullo que nos lleva a separarnos y divorciar andaluces de catalanes y vascos?. Porque ¿nadie ha querido plantear la alternativa a la burbuja inmobiliaria? Que hubiera sucedido si de repente todos nos hubiéramos dado cuenta de que el coste del producto que estaba saliendo al mercado no era representativo con mucho de su valor y nos estaban tomando el pelo? ¿Qué hubiera sucedido si hubiéramos dejado todos de comprar hasta que bajaran los precios de nuevo?.

Quizá haya llegado la hora en la que se vaya a escuchar verdaderamente su opinión, la de usted, la tuya, la mía. La hora en la que una juventud muy cualificada se de cuenta de sus posibilidades y demuestre que no está dispuesta a someterse a los designios de las castas que históricamente han ostentado el poder, tanto en lo laboral como en lo político. La hora en la que se premie y se escuche la opinión del viejo, porque ha adquirido una experiencia que será de incalculable valor para el que no lo es tanto, pero que esta persona sea igualmente capaz de recordar la época en la que también fue joven. La hora en la que el esfuerzo sea racional y óptimo en la búsqueda de un trabajo de máxima eficiencia, pero al mismo tiempo brutal y desenfrenado, como si en ello nos fuera la vida, sin que nada pueda desanimarnos, porque de ese modo saborearemos mejor los momentos de victoria y nos levantaremos con mayor rapidez ante las derrotas. Me rebelo contra la idea de que vayamos a vivir mejor o peor que nuestros padres, solo puedo afirmar que el futuro sea con más probabilidad diferente al pasado, únicamente por una cuestión estadística y, por último, de lo único que estoy seguro es de que está en nuestras manos, en las de todos y no vamos a desaprovechar la oportunidad, porque el ser humano nunca lo ha hecho, está en nuestra naturaleza.

Movilidad social, parte 2 de 3.

Como comentaba en el 4º párrafo de la primera parte, desde el punto de vista laboral en el intervalo comprendido entre los 23 y los 26 años había ido dando saltos entre unos 4 trabajos y de este modo había conseguido contar ya con una remuneración en torno a los 1.800 €/mes brutos, 14 pagas, lo que después de contribuir a las arcas del estado que tan bien administran nuestros políticos se quedaban en alrededor de unos 1.400 €.

Bueno, esta cantidad expresada tal cual a unos les podrá parecer mejor y a otros peor. Para un servidor, significaba lo que trataré de relatar a continuación.

Por un lado se traducía en un cierto grado de frustración, ya que comparaba este sueldo al de antiguos compañeros o actuales conocidos que desempeñaban oficios para los que se requería menor nivel formativo (con todo mi respeto hacia su desempeño, simplemente hablo de nivel formativo como número de horas invertidas en obtener los "papelitos" que se nos exigen para acceder a determinadas ofertas laborales, en este caso establezco una escala en la que a mayor número de horas, mayor nivel formativo, que no mayor nivel de formación adquirido, que eso es otro tema del que también se podría debatir largo y tendido, en especial al hablar de la enseñanza superior especialmente en España y de la tremenda estafa objetiva que supone en numerosas ocasiones) y que estaban obteniendo sueldos más elevados y con muchos más derechos por ejemplo en lo que al cobro de horas extras se refería. He de hacer aquí una pausa y recordar, que por aquel entonces nos encontrábamos en plena burbuja inmobiliaria. Comparando también con otro tipo de compañeros, los franceses por ejemplo, me encontraba también con algo que ya sabía al tomar la decisión de volver a mi país natal; que sus sueldos eran mejores y sus condiciones laborales y, en mi opinión, su nivel de autorealización también. Sin embargo, haberme quedado en el país vecino tenía otras implicaciones a nivel sentimental e incluso de salud que espero me permitáis que guarde como privadas.

Por otro lado y dejando de lado las comparaciones (que siempre son odiosas como se suele decir...) un servidor que vivía de nuevo en casa de sus padres, empezaba a echar de menos el grado de independencia adquirido durante la experiencia europea y deseaba abandonar el nido familiar para empezar a formar otro con la que entonces, y hasta ahora, era su compañera (hago un inciso aquí, esto era algo que también fue objeto de numerosos debates pero que, por explicarlo de un modo sencillo, quiero atribuir a algún tipo de reloj biológico interno). Sin embargo, al hacer números y hacer un alto para revisar la situación propia me daba cuenta de que a esa edad mis padres estaban ya mucho más asentados que nosotros, que con los sueldos de su época podían aspirar a adquirir una vivienda en un plazo de tiempo mucho menor de los 30 años que se tienen por costumbre en la actualidad y sobre todo en un trabajo que como ya decía anteriormente, era bastante más estable que lo son los nuestros de hoy en día en lo económico y lo geográfico.

Éstas entre otras cosas eran las que generaban en mí, por aquella época, una gran indignación y desasosiego en lo que tengo que dar la razón a los autores del artículo porque parece que "los hijos tienen menos oportunidades que los padres". También existía en mí en cierto modo el resentimiento del que se habla en el artículo al desvanecerse las promesas de un nivel de bienestar ligado a la consecución de unos determinados esfuerzos formativos.

También estoy de acuerdo con los siguientes títulos del artículo en los que se habla de la pérdida de valores y las diferencias en las reglas de juego de pequeños y grandes (en lo referente a autónomos vs. grandes empresas, por ejemplo); así como con el párrafo en el que se habla de la creciente apatía política de nuestra generación.

Doy por terminada la segunda parte y doy paso a la tercera, en la que expondré mis conclusiones y reivindicaciones...

Después del salto (parte 3 de 3), la siguiente entrada.

Movilidad social, parte 1 de 3.

Hace unos días mi padre me envió un correo con un link que ahora reproduzco (http://www.cotizalia.com/en-exclusiva/movilidad-social-ascendente-descendente-20091212.html) y que si bien en una primera lectura me dejó más o menos indiferente (ojo, y con ello no quiero decir que el artículo tenga un estilo de redacción deficiente, ni que las conclusiones a las que según el mismo llegan los citados expertos no sean dignas de mi mas sincero respeto) cuando estaba llegando al final del mismo, y más tarde al dedicar unos minutos a pensar sobre el tema no pude hacer otra cosa que albergar cierto sentido de indignación. Concluyendo además que no podía estar más de acuerdo con el contenido pero, al mismo tiempo, más en desacuerdo con el espíritu del artículo.

A continuación voy a tratar de explicar cómo nacía en mí ese sentimiento de indignación y los motivos que me llevan a redactar esta entrada. Con ello espero no herir la sensibilidad de los autores del artículo y quiero dejar bien claro antes de empezar que esto que va a quedar aquí reflejado es únicamente el humilde punto de vista de un servidor y que el tono que voy a intentar transmitir será agresivo; y esto será de este modo con calculada intención, ya que creo que el asunto lo requiere, al haberme sentido identificado con algunos de los estratos sociales a los que se hace referencia.

El artículo al que antes hacía referencia comienza con una lapidaria conclusión: "vivimos peor que nuestros padres y nuestros hijos vivirán peor que nosotros". Esta conclusión viene acuñada, según reza el artículo, por expertos de toda Europa. Pues permítanme que me tronche señores, ¿para llegar a esa conclusión hay que ser un "experto europeo"? pues me temo que a la edad de 23 años yo ya me encontraba en situación de poder considerarme uno (y fruto de estas opiniones surgieron por aquel entonces numerosos debates con mis progenitores), pero estoy convencido de que del mismo modo que uno mismo, un gran número de otros titulados estaban llegando a conclusiones similares.

Y es que a esa edad acababa de obtener una titulación superior que me había costado no pocos esfuerzos y sacrificios (algunos de tipo personal que todavía hoy, 7 años después, no tengo muy claro que hayan valido la pena) y por aquel entonces comenzaba a sondear el mercado laboral, alejándome de la protectora cubierta del mundo académico y enfrentándome al mundo real, el que está aquí fuera. Comencé a darme cuenta en ese momento, de que algunos de los que hasta ahora habían sido mis temores, se hacían patentes en la realidad.

Para empezar me encontré con la primera gran mentira, Europa. Sí, en esa Comunidad de grandes ideales en la que existían "libre circulación de personas y bienes" me costó la nada despreciable cifra de tres años, que mi titulación obtenida en un extraño y lejano país conocido como Francia fuese reconocida como oficial en mi tierra natal. Esta incómoda situación se la tengo que agradecer por una parte a los ágiles mecanismos burocráticos de homologación de títulos que existían entonces (espero que la cosa haya cambiado en la actualidad) y por otra a la inútil e incompetente actuación de los representantes universitarios que años atrás me habían convencido y puesto en contacto con la universidad en la que viviría mi experiencia universitaria de enseñanza superior europea (programa Eurinsa, por si alguien siente curiosidad). En honor a la verdad, también he de agradecer a éstos últimos, que en ese periodo de 3 años pudiese obtener un segundo título superior esta vez de ámbito nacional español, título que hasta la actualidad no se si me ha sido de alguna utilidad pero que supongo que queda bien en mi CV.

He de hacer una pausa en este momento e introducir aquí una explicación para el lector que desconozca la diferencia entre un título con reconocimiento oficial en el territorio español y uno que no lo tiene. En primer lugar si alguien posee un título superior y éste no esta reconocido por el estado, no tiene ninguna validez a la hora de presentarse a una oposición por ejemplo, con lo que automáticamente en lugar de aspirar a un puesto de grupo A (p.e. Ingeniero Superior) uno ha de fijarse como objetivo algo más discreto (con todos mis respetos) como por ejemplo, de auxiliar administrativo, para el que se requiere la titulación inmediatamente inferior (título de bachillerato). A efectos prácticos esto se traduce en una ligera diferencia de inversión para el sujeto interesado, de cinco años de estudios, en teoría comprendidos entre los 18 y los 23 años (y digo en teoría porque lo de conseguir obtener un título superior, en algunas carreras, en los 5 años que se establecen para ello es como el título de las películas de la saga del señor Cruise "misión imposible" Cf. numerosas estadísticas publicadas al respecto; este es un tema que puede dar también mucho de qué hablar, y no voy a entrar en él de momento). Otra diferencia a nivel de aspiraciones laborales puede concretarse en que un título no oficial tampoco le permite a uno ser aceptado en los selectos clubes conocidos como Colegios Profesionales; je je, sobre éstos podríamos hablar también largo y tendido, pero lo dejaremos para otra ocasión.

En segundo lugar, a nivel privado, parecería que la oficialidad del título tuviese menor importancia, en especial cuando uno esta aplicando por un puesto al que accede no solo por ésto, sino también por otras nimiedades (que aprovecho para decirlo ahora, también requieren una no despreciable inversión de tiempo y dinero) como dominar cuatro idiomas y tener nociones de un quinto, o poseer una experiencia multicultural y multilingüística (5 años de residencia en Francia con estudiantes de múltiples nacionalidades). Sin embargo, ¡vaya sorpresa! resulta que al llegar a la ronda final de entrevistas, siendo el candidato ideal, etc. aparece el gerentucho o responsable de RRHH de turno ya casi con tu contrato en la mano y en un derroche de esa inteligencia y simpatía que caracteriza a algunos de los sujetos de esta especie, decide intentar racanearte algunos euros del sueldo que ya habíais acordado con el argumento de que "claro, es que tu titulación no es oficial..." (je je, permitidme que haga una pausa que me descoj...).

Pero me he desviado bastante del eje central de esta entrada, que pretendía mostrar un punto de vista sobre el artículo que se mencionaba al principio. Sin embargo, esta desviación no ha sido del todo accidental, ya que creo que permitirá al lector identificarse con algunas situaciones vividas, pues estoy seguro de que no somos pocos los que nos hemos esforzado mediante estas preparaciones u otras de igual o mejor valía y que creo que podemos sentirnos aludidos por el artículo. Tanto me he desviado que creo que voy a dividir este comentario en tres partes (puesto que de lo contrario se va a hacer un poco largo de leer) dando por terminada la primera desde este momento.

Pinchando aquí, el salto a la siguiente entrada (parte 2 de 3)

jueves, 10 de diciembre de 2009

empieza a aparecer trabajo serio...

Eso parece, al fin van aceptando presupuestos relacionados con la eficiencia energetica, parece que lo primero en caer sera una instalacion de alumbrado de un edificio hospitalario. En principio, pese a la extension en superficie de la actuacion, tecnologicamente no deberia haber demasiadas complicaciones. Se trata de una serie de circuitos comandados por reles, a traves de una serie de controladores y un servidor central.
El fabricante escogido ha sido schneider, de momento creo que nos estamos respondiendo bien los unos a los otros, espero que esta asociacion vaya dando sus frutos con el tiempo.
Entre las prioridades de este tipo de proyectos, la dimension social de los mismos y su repercusion politica. Esto ultimo no debemos dejarlo de lado en ningun molmento.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Las luces de la capital

Pues asi es como nos henos encontrado Madrid, muy iluminada y con muchisima gente. Parece que se haya venido toda España a pasar el puente y ver las luces.
Nosotros por nuestra parte no traemos un planning muy definido, pero entre otras cosas se nos ha ocurrido que podriamos ir a ver un musical, quiza el de Nacho Cano. Dentro de los planes tambien figura desayunar chocolate con churros y el archiconocido bocata de calamares, aunque con el bocata ya cumplimos anoche.
Justo antes nos despediamos de Maria tras zamparnos una tosta de jamon con huevos de codorniz. En este sentido la ciudad me recuerda mucho a N. York, debe de ser porque todas las grandes urbes son muy parecidas. Mucha gente, a todas horas y muchos establecinientos en los que la gente puede entrar a engullir mas que degustar, algo comestible, si bien la gran diferencia es que a este lado del charco hay, evidentemente, mucha menos comida basura. Otro aspecto distintivo es tambien la bebida, aqui estamos mas alcoholizados. Alli son mas de coca cola.
Bueno, por ahora ya vale de escribir con los pulgares, esta noche mas.