viernes, 18 de diciembre de 2009

Taxistas y asesinatos

En esta entrada pretendo desarrollar una opinión en cuanto a la nueva ley Ómnibus por un lado y la recién aprobada en relación al aborto. Dejo la entrada incompleta para cuando tenga un ratito...
... y ese momento ha llegado. Bueno, hoy me he visto con ánimo de escribir unas líneas, a raíz de las manifestaciones de los taxistas en Madrid, gracias a otra de las maravillosas intervenciones de nuestro gobierno actual. En fin, sobre esto prefiero no hacer comentarios... ya se ha escrito suficiente sobre el tema.
El asunto es que la idea feliz de esta semana es aprobar la fantástica ley Omnibus, que en su artículo 21 ha tenido a bien decidir de buenas a primeras que ha llegado la hora de liberalizar el sector del taxi. Esto, en una primera aproximación suena bastante bien, no? mercado libre = más oportunidades y mayores beneficios para el consumidor por regla general. Sin embargo, cuando oímos las opiniones de todas las partes, y aprehendemos que hace algunos años, esta gente que se está ganando en la actualidad el jornal con muchas horas de dedicación en la mayoría de los casos, tuvieron que realizar un importante desembolso para obtener la licencia que en la actualidad les permite ejercer su profesión. Porque claro, hace unos años poder entrar a formar parte del club de los taxistas suponía invertir en ocasiones unos 30 millones de pesetas en la obtención de la licencia. Muchos tuvieron que solicitar un préstamo que todavía están amortizando.
Así pues, algunos habían previsto, contar con esa inversión para poder recuperar algo de dinero el día que se retirasen, mediante la venta de su licencia, pero claro, si ahora cambiamos las reglas del juego, de un plumazo estas licencias dejan de tener valor alguno. Pero claro, esto no tiene ninguna importancia para nuestros queridos legisladores, que se sientan cómodamente en los sillones de sus señorías y a los que no les pueden cambiar las reglas del juego.
No sería todo más divertido si fuésemos nosotros los que pusiésemos sus reglas del juego también? sería interesante ver como se comportan si sus pensiones vitalicias fueran cuestionadas y concedidas en una especie de concurso como los que se organizan por televisión, en el que la gente pudiese ofrecer sus apoyos o no hacerlo, vía sms o por internet... Esto equilibraría la balanza de las reglas a la hora de tomar decisiones, no os parece?
Bueno, habría mucho más que decir sobre el tema, pero lo cierto es que por ahora me parece suficiente. De hecho le he dedicado mucho más tiempo a esto que al otro asunto, que desde luego para mí tiene mucha más importancia, ya que trata de la vida de seres humanos, o por lo menos, si no los quieren denominar como tal, de las vidas incipientes de los mismos.
Se trata de la nueva ley sobre el aborto. No entiendo por qué se le tiene tanto respeto al nombre. No, no se trata sobre una ley del aborto. En primer lugar quiero dejar constancia de que de momento no me veo en condiciones de posicionarme a favor ni en contra. Sin embargo, sí que quiero enfocar el asunto desde un punto de vista más agresivo.
Así pues, por que no le cambiamos el nombre a la ley? por que no la llamamos ley sobre la permisión del asesinato de vidas incipientes? porque al fin y al cabo se trata de eso no? porque si tanto se ha escrito sobre si se puede denominar ser humano o no, será porque por lo menos existe la duda, no?. Pues bien, siguiendo la misma línea de razonamiento, si se trata de un ser humano, podríamos hablar de muerte, y de asesinato, no?. Bien, en ese caso, dejémonos de denominaciones políticamente correctas y llamemos a las cosas por su nombre. Se trata de un asesinato y lo único que permite la ley es facilitar la muerte de una vida que se está formando. Esto no tiene por qué ser mejor o peor que matar en tiempos de guerra, pero desde luego, lo que trato de reivindicar es que no hemos de ser unos hipócritas del léxico.

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