martes, 29 de diciembre de 2009

Necesidad de evolucionar... o cobardía?

Llevo unos días en esa situación en la que me encuentro cada cierto periodo de tiempo en la que parece que pare un momento el tiempo y me pregunte... estoy haciendo lo correcto? deseo realmente lo que estoy obteniendo?. Esto tiene algo que ver con un artículo que he leído recientemente y que me ha parecido bastante bueno, (lo curioso es que llegué al mismo por casualidad, al hacer click por error en un link de otro artículo del mismo autor), por eso os pongo aquí el enlace, para el que lo quiera disfrutar.
Lo interesante de este artículo es que pese a parecer que tenga un simple enfoque comercial e utilitarista alberga una conclusión o moraleja que va mucho más allá de la aparente redacción con fines didácticos sobre márketing; prueba de ello son las últimas frases del mismo.
Y son estas frases las que me hacen volver a la línea argumental que había iniciado al comienzo de esta entrada. En definitiva lo que escribe de forma muy resumida Seth es algo que quedó escrito ya hace muchos años en el comunmente conocido como el mayor superventas de toda la historia, la biblia. Más o menos lo que viene a decirse en la parábola escatológica de las vírgenes necias y las prudentes es que no sabemos cuando nos llegará la hora, y que de algún modo hay que estar preparado para ello, y esta hora no tiene por qué ser en sentido final, es decir, la hora de nuestra muerte, sino la hora definitiva para algún suceso, algún acontecimiento, el plazo final para tomar una decisión.
Esta parábola y lo que pretende enseñar, a mi humilde modo de ver, se ha utilizado históricamente de forma equivocada. Esto ha podido suceder bien de manera inconsciente, o, lo que es más probable (por desgracia, porque cuando suelo desconfiar acierto en un alto número de ocasiones) de manera casi criminalmente consciente.
Por qué debemos temer la llegada de esa hora?. La doctrína católica clásica es más o menos la enseñanza que nos ha transmitido, que hay que hacerlo todo bien para estar preparados para tener una recompensa positiva el día del juicio final. Otras doctrinas en cambio (Cf. Carpe Díem) proponen un aprovechamiento del momento actual en pos de no perder el tiempo y las ocasiones de disfrute.
La mecánica clásica (y esto no lo ha escrito nadie, y por lo tanto nadie ha podido manipularlo, simplemente estaba ahí para que lo comprendiésemos) promulga como su principio elemental en el campo de la estática el principio del equilibrio. Es decir que un cuerpo sometido a un número cualquiera de fuerzas y momentos, permanece detenido (o bien en movimiento rectilíneo uniforme a velocidad constante, porque en un espacio euclídeo no hay manera de diferenciar ambos estados).
En fin, que me enrollo, el principio del equilibrio lo podríamos aplicar aquí, (tb hay un principio de la termodinámica que conduce a la misma conclusión, productos de una reacción y equilibrio químico) y quizá obtuviésemos una moraleja intermedia, que no castigue a nadie y por lo tanto no nos haga vivir temerosos del citado castigo, pero que tampoco promulgue una juerga infinita.
Esto sería algo así como aprovechar el momento actual (que algunos consideran que es un premio, y por eso se llama "presente") pero del mismo modo tener claros cuales son nuestros objetivos para poder obtener el resultado óptimo que siempre es el deseado (Lagrange, esto tampoco lo ha escrito nadie, simplemente estuvo ahí hasta que alguien se dió cuenta de ello).
Pero lo que me ha animado a redactar toda esta entrada es lo que escribía al principio de la misma, dicho de forma resumida, que no encuentro mi camino, o dicho de manera más burda, que me aburro... y odio el aburrimiento...
Quizá no haya tomado las decisiones adecuadas durante mucho tiempo, tal vez por respeto, quizá por cobardía...

1 comentario:

  1. Evidentemente los humanos solo nos preocupamos, por lo general, por lo inmediato.
    Solo unos pocos visionarios son capaces de planificar su futuro a largo plazo, fijándose metas concretas y cubriendo esas metas hasta llegar al objetivo último que se han fijado.
    No obstante para muchos de nosotros es suficiente y nos satisface disfrutar de alguna pequeña cosa cada dia.

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